lunes, 4 de julio de 2011

Soneto, W.Shakespeare

De los hermosos el retoño ansiamos 
para que su rosal no muera nunca, 
pues cuando el tiempo su esplendor marchite 
guardará su memoria su heredero. 
Pero tú, que tus propios ojos amas, 
para nutrir la luz, tu esencia quemas 
y hambre produces en donde hay hartura, 
demasiado cruel y hostil contigo. 

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno, 
pregón de la radiante primavera, 
sepultas tu poder en el capullo, 
dulce egoísta que malgasta ahorrando. 

Del mundo ten piedad: que tú y la tumba, 
ávidos, lo que es suyo no devoren. 

2 comentarios:

  1. Un reflejo del mundo :)
    Cuando morimos, solo quedamos en aquellos que nos siguen, descendencia o no.
    Precioso poema, te leo!

    Un beso!


    EMME

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  2. Muchas gracias :)) Me pasaré ahora mismo por tu blog :D


    Gracias y besos♥

    ResponderEliminar

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