Antes no me importaban mis defectos, ni como pudiese hacer las cosas, simplemente me importaba ser feliz, y la verdad,me gustaba.
Me arrepiento de haber cambiado tanto en tan poco tiempo. Ha sido todo tan rápido que parece que era ayer cuando jugaba a construir casas para las muñecas con las carátulas de las cintas de vídeo, cuando mecía en la cuna a mis "bebés".
Mantengo en ocasiones mis buenas sensaciones,si, me refiero a esas de reírme hasta que me doliera la tripa viendo tonterías en la televisión, la sensación que se siente al hacer feliz a otras personitas pequeñas jugando a cosas infantiles. Aunque para muchos jugar a ser el coco, el señor del saco o construir un castillo imaginario con dos maderos y un poco de tierra puede ser muy ridículo o incluso para tontos. Pero ¿y si fuera para hacer feliz a alguien? Hacedlo y sentiréis que el alma se os llena de sueños e ilusiones, de alegrías y sensaciones extrañas, pero cuidado porque podríais querer volver a ser como antes, y puede que hasta os duela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario