sábado, 16 de abril de 2011

Algo pequeñito para enseñar.

Nosotros nunca hemos sabido lo que verdaderamente queríamos ni por qué. Pudimos escoger entre cientos de caminos, y sin embargo, aquí nos encontramos. Este es el camino que elegimos sin saber por qué, nos dejamos llevar por el instinto y acabamos perdidos en la infinidad de un mundo que esconde cientos de historias que esperan darse a conocer. No me importa demasiado que el destino haya querido que acabase perdida en su dimensión,solo me lamento de haber recorrido todo ese largo camino en tan poco tiempo. Tengo guardadas bajo llave cientos de fotografías que espero que nunca salgan a la luz, porque son bastante humillantes, pero demasiado especiales para deshacerme de ellas. También guardo las linternas y los mapas de explorador con los que jugábamos a encontrar los tesoros que un día unos piratas escondieron en nuestro jardín, recuerdo que excabámos como locos durante meses, y trazamos decenas de por todo el mapa, y aunque nunca encontramos nada de valor, si que encontramos algunos pequeños tesoros, que todavía guardo porque me emocionan tanto que me hacen lorar... 

Una caja de madera en la que guardábamos todos nuestros sueños y nuestras mejores historias de piratas, dragones y princesas. Dos peluches roídos que fueron los que secaron nuestras lágrimas en muchas ocasiones. Un tren de papel con el que viajábamos a los lugares más misteriosos y olvidados del mundo. Y un puñado de nostalgia, de aventuras, de magia, de fantasía, de promesas, de palabras, de sueños, de felicidad y puede que un poquito de amor.

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