El no poder olvidar.

Nuestro cerebro está hecho para acumular recuerdos para no olvidar. Dios pensó que eso estaría bien, y el que tuviera muchos muchos recuerdos, fuera feliz viéndolos en su mente.
Por eso es tan difícil olvidar, somos grandes baúles con forma de ser humano, somos lugar de tantos recuerdos, tantos buenos, y tantos malos...
En mi caso, la mayoría son malos. El no poder sacarlos de mi cabeza, me tortura día a día, el no poder darle al pause y al rebobinar de esos recuerdos buenos, porque los malos se cruzan en el camino y te obligan a verles, a leerles, a pararte y a gastar tu tiempo en ellos.
De esta manera funciona la cabeza de una adolescente con muchos problemas, no significa que yo sea problemática, solo que mi vida diaria no es que sea de lo más emocionante que hay, y mi cerebro lo capta como una realidad que hay que recordar una y otra vez, sin descanso alguno.